Cuando vamos a comprar al mercado notamos, por ejemplo, que ha subido el precio del pollo. Entonces, compramos menos pollo o lo sustituimos con otra carne que tenga un precio accesible, quizá con carne de res. De esta manera, y aunque no lo percibamos estamos siendo parte del mercado, y no me refiero al lugar en donde compramos productos, sino a su definición económica, como menciona el economista Gregory Mankiw en su libro Principios de la economía (2012): “un grupo de compradores y vendedores de un bien o servicio en particular. Los compradores son el grupo que determina la demanda del producto y los vendedores son el grupo que determina la oferta de dicho producto”.
Antes que avancemos, debemos aclarar que según el diccionario de la Real Academia Española un bien es “todo aquello que es apto para satisfacer, directa o indirectamente, una necesidad humana”. Entonces, un bien puede ser un carro, una manzana, un pantalón, un pollo, un perfume, etc. Por otro lado, entendemos como servicio a actividades destinadas a satisfacer una necesidad, como agua, electricidad, bancos, telefonía, etc.
Sin irnos muy lejos, por Fiestas, específicamente en víspera de Año Nuevo, hubo incrementos en el precio de algunos bienes. El pollo rondaba de 8 a 9 soles (8.30, 8.50, 8.80). Pero no compramos pollo, sino chancho, el cual tenía los siguientes precios: kilo de chancho, 16 soles; pierna de chancho, 22 soles; y lechón, 25 soles. Finalmente, escogimos pierna de chancho para la cena de Año Nuevo.
En el anterior ejemplo pudimos apreciar dos bienes sustitutivos: el pollo y el chancho, ya que “satisfacen las mismas necesidades. Cuando aumenta el precio de uno de ellos, se genera aumento de la demanda del otro bien, y viceversa”, menciona el periodista e investigador de economía Alfonso Vara, en su libro Economía básica para comunicadores (2011). En este punto, es preciso definir algunos conceptos apoyándome de Vara: la demanda es “la cantidad de bienes y servicios que las personas quieren y pueden comprar” y la oferta es la “cantidad que los vendedores quieren y pueden vender a distintos precios”.
Retomando el tema, así como existen los bienes sustitutivos (como, por ejemplo, el pollo y el chancho), existen bienes complementarios, los cuales “se consumen conjuntamente. La subida del precio de uno de ellos provoca una disminución en la demanda del otro, y viceversa”, señala Vara. Algo así sucedería si aumentara el precio de la gasolina, pues disminuiría la cantidad de autos demandada.
Los bienes sustitutivos y complementarios, juntos, son un factor que influye en la demanda y se denominan “precios de los bienes relacionados”, porque de alguna forma estos bienes guardan una relación, puesto que, si aumenta o disminuye el precio de uno, afecta siempre a la demanda del otro bien. De este modo, la cantidad demandada se ve influenciada por el precio de los bienes relacionados.
Cabe resaltar que el factor “precios de los bienes relacionados” también influye en la cantidad ofertada: si aumenta el precio de un bien sustitutivo, descenderá la oferta del otro bien (si aumenta el precio del DVD, es probable que disminuya la oferta de VHS, es decir, que los empresarios dejen de producir VHS), y viceversa; y si aumenta el precio de un bien complementario, aumentará la oferta del otro bien (si aumenta el precio de las PCs es probable que aumente la oferta de mouses) y viceversa.
Cronológicamente, y siguiendo con ejemplos reales, el 2 de enero, fui de compras con mi mamá y mi hermano al mercado Unicachi en Villa El Salvador (VES). Allí compramos verduras al por mayor con el objetivo de ahorrar. Los precios por kilo estaban así:
Días después, y de compras en un mercado en el distrito en el que vivo: Chorrillos, los precios variaron:
Pero ¿qué ocurrió? ¿De la nada bajó el precio o algo influyó? Meses antes mi respuesta hubiera sido: “Ni idea, las tendencias de oferta y demanda siempre varían”. Y bueno, al menos tenía una noción del mercado con sus principales agentes: la oferta y demanda. Pero no sabía sobre la influencia de otro factor: “expectativas”, tanto en oferta y demanda.
Contexto: Hay marchas en el Perú por el gobierno de turno, sobre todo en el interior del país. Agentes del orden detienen camiones de alimentos en las carreteras, pues de esa manera algunos protestantes llegan desde provincia a Lima. Por otro lado, se corría el rumor de que los protestantes del interior del país iban a desabastecer Lima, el 4 de enero, no enviando alimento alguno (verduras y frutas) para hacer sentir la protesta en Lima.
En la demanda, la expectativa refiere que “las decisiones económicas de las personas son condicionadas a lo que estiman que les deparará el futuro”, afirma Vara. Por ejemplo, cuando salimos a comprar el 2 de enero porque creíamos que los limeños nos desabasteceríamos el 4 de enero.
En la oferta, la expectativa menciona que “las decisiones presentes de los vendedores van a estar condicionadas por lo que esperan del futuro”, comenta Vara. Por ejemplo, al saber que Lima sería desabastecida el 4 de enero y que, en efecto, en ese momento (2 de enero) escaseaban algunas verduras y frutas, los vendedores subieron el precio, a pesar de ser un mercado mayorista, por lo que acontecía y lo que acontecería después.
Y así como jugando, y a la vez narrando, hemos visto factores que influyen tanto en la oferta y en la demanda: el “precio de los bienes relacionados” y “expectativas”. Sin embargo, faltó mencionar uno: “el precio”, definido como el número de unidades monetarias que hay pagar para obtener un bien y como el recurso que los empresarios desean obtener al máximo por la venta de sus productos.
Esto da pie a dos leyes económicas: ley de la demanda, “cuanto mayor es el precio, menor es la cantidad demandada”; y ley de la oferta, “cuanto mayor es el precio, más incentivos tendrá el empresario para querer vender más”, indica Vara. Ambas leyes responden a pensamientos racionales y lógicos. Un comprador informado siempre buscará el mayor beneficio para sí mismo, ahorrar en el proceso, preguntando precios y comprará aquel bien o servicio que sea cómodo y de calidad. Por otra parte, un vendedor siempre querrá obtener grandes ganancias por su trabajo de manera que podrá producir más y hacer que su negocio funcione y prospere en el tiempo.
Aquella situación ideal no siempre sucede. Así, ocurren fallos en el mercado que son “circunstancias en la que el mercado es incapaz de asignar eficientemente los recursos por sí solo, donde las necesidades de compradores y vendedores son insatisfechas”, define Vara. Un ejemplo cotidiano con respecto a compradores o vendedores es que alguno de ellos cuente con más información que los otros, haciendo que adopten decisiones ineficientes; en ese caso, yo podría comprar en el mercado en la primera tienda que veo un shampoo a 18 soles y luego regreso a mi casa, pero a dos cuadras de esa tienda había otra, vendiendo el mismo shampoo a 14 soles. En conclusión, pude haber ahorrado, pero no lo hice por falta de información.
En definitiva, no debemos ver a la economía como algo lejano y complicado, sino darnos el trabajo de entenderla, pues como vimos nos afecta en nuestra vida cotidiana. Dentro de una economía de mercado y/o economía nacional, salir de compras al mercado es introducirse a este mundo de recursos, creación de riqueza, producción, distribución y consumo de bienes y servicios: la economía.
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