Opinión
6 de julio de 2021
Fuente: Jorge Fuentes (Guioteca)
Cuando reaccioné y me di cuenta quién había muerto. Lo único que atiné a decir fue: ¡No! De inmediato, vinieron a mi mente muchos de los famosos éxitos musicales de Raffaella Carrà. ¡No puede evitar reproducirlos! Cada presentación, su forma de cantar, movimientos, letra y melodía me transmitían una energía, felicidad y calidez que admiro exageradamente de ella. Además, en su vida fue un icono incomparable de carisma, rebeldía y libertad. Pero más allá de eso, fue un escudo de protección e inspiración para toda una generación de artistas, mujeres, hombres y la comunidad LGBT.
Estaba cada vez que sonaba Hay que venir al sur: “para hacer bien el amor hay que venir al sur” y recordaba que “lo importante es que lo hagas con quien quieras tú”. La artista refería ya en 1978 a la autonomía sexual de la mujer, de ir en contra del machismo y de la represión sexual y sobre todo al respeto del clarísimo “no es no”. Frank Sinatra entendió aquel mensaje, en su momento, cuando ambos actuaban en El Expreso de Von Ryan e intentó seducirla.
Una polémica canción de la Carrà, censurada por el Vaticano, fue Tuca, Tuca. Su actuación cantando y bailando mientras enseñaba el ombligo, molestó al mismo Papa Pablo VI. Su irrupción supuso toda una revolución para las mujeres de la época.
Otra canción memorable es 03 03 456 o su otra versión conocida 53 53 456, donde hablaba sobre la masturbación femenina. Esa canción molestó y fue censurada en varios países. “Mi dedo está enrojecido de tanto marcar, se mueve solo sobre mi cuerpo y marca sin parar”, cantaba Raffaella haciendo una comparación entre su dedo cansado por marcarle a un hombre que no le hace caso y utilizar este mismo para masturbarse.
Además, la Carrà se convirtió en un icono LGBT no solo por sus looks estrafalarios o cantarle a la libertad y a la vida -como en Explota, explota; Rumore o Far l’Amore-, sino también por su canción Lucas (1978), revolucionaria para la época. Esta contaba cómo se había enamorado de un chico que resultó ser gay. “Una tarde desde mi ventana / le vi abrazado a un desconocido / no sé quién era / tal vez un viejo amigo / desde ese día nunca más le he vuelto a ver”.
También, la cantante poseía destacados versos en su popular tema Fiesta: “Yo le dije si no estás tú / qué voy a hacer si no estás tú/ Y he sabido que es peligroso decir siempre la verdad / por eso aquí yo tengo esta fiesta con amigos y sin ti”. Y en En el amor todo es empezar: “Ah, ah, ah en el amor todo es empezar” (famoso por su coro “explota, explotame, explo”, cuando Raffaela movía espasmódicamente su cabeza hacia atrás).
Transcendencia de la diva eterna
En sus temas, Raffaella Carrà hablaba de celos, de desventuras, del valor de atreverse a enamorarse de nuevo, de la homosexualidad y del engaño, como nadie lo hizo antes. Esta innovadora propuesta abrió camino a artistas como Madonna, Lady Gaga, Paulina Rubio, entre otras.
Raffaella Maria Roberta Pelloni es el verdadero nombre de Raffaella Carrà. Adoptó su apellido artístico del pintor italiano Carlo Carrà, líder del movimiento futurista. Ambos dejaron una huella imborrable con su arte.
Sin duda, Raffaella Carrà fue una artista completa. Políglota, pues hablaba italiano, inglés y español. Multifacética, porque fue cantante, compositora, bailarina, coreógrafa, conductora de televisión y actriz hasta en Hollywood. Asimismo, fue sinónimo de controversias y censura en la década de 1970, 1980 y 1990. No obstante, también lo fue de empoderamiento, libertad e inspiración para muchas personas.
En definitiva, jamás será olvidada y vivirá en los karaokes, discotecas y pistas de baile. Efectivamente, en cada canción y en cada típico baile con la cabeza para atrás está la inmortal Raffaella Carrà, el alma de la fantástica fiesta, la diva eterna de la libertad.
Video de Raffaella Carrà: Fiesta (Especial televisivo Chile, 1981):
Video Raffaella Carrà: Hay que venir al sur:
Video de Raffaella Carrà: Lucas:
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